Entendemos por comunicación al hilo conductor de las relaciones entre individuos, donde el punto principal es la habilidad para expresarnos de manera efectiva, clara y respetuosa.
En el siguiente post, hablaremos de cómo debemos comunicarnos para crear un sistema de comunicación respetuosa y efectiva, que podrás utilizar en tu día a día.
La comunicación asertiva implica expresar nuestras opiniones, sentimientos y necesidades de manera clara, honesta y respetuosa, manteniendo el equilibrio entre defender nuestros derechos y respetar los de los demás. A diferencia de la comunicación pasiva, donde se evita la confrontación, o de la comunicación agresiva, que busca dominar a los demás, la comunicación asertiva fomenta la colaboración y el entendimiento mutuo.
Los beneficios de la comunicación asertiva son innumerables. En el ámbito personal, fortalece la autoestima, mejora las relaciones interpersonales al fomentar la sinceridad y el respeto. Además, reduce el estrés al evitar malentendidos y conflictos no resueltos. En el entorno profesional, aumenta la eficacia en la resolución de problemas y promueve un clima laboral positivo facilitando la negociación en la toma de decisiones.
Para definir nuestra comunicación como una comunicación asertiva deberemos identificar algunos componentes principales:
Capacidad de expresar opiniones o sentimientos de forma clara y directa.
No ser agresivos ni pasivos en la comunicación.
La habilidad de decir “no” cuando sea necesario y siempre con respeto.
Estar dispuesto a escuchar activamente a los demás.
Mostrar una escucha empática y comprensiva.
Desarrollar habilidades específicas de comunicación asertiva es esencial para dominar la forma de comunicación. Podemos decir que la empatía es la clave en este tipo de comunicación, donde al ponernos en el lugar del otro podremos entender e interpretar mejor aquello que está intentando comunicar.
Mejorar nuestra comunicación asertiva requiere práctica, enfocándonos en técnicas específicas para expresarnos clara y respetuosamente.
Primero, practicar la comunicación positiva implica expresar necesidades y opiniones de manera constructiva.
Por ejemplo: Un grupo de compañeros llega tarde a una reunión y en lugar de criticar una acción, podríamos decir: "Me gustaría comenzar las reuniones a tiempo para aprovechar mejor el tiempo juntos".
Además, desarrollar habilidades de escucha activa es esencial. Esto implica prestar atención completa al mensaje del interlocutor y mostrar empatía.
Por ejemplo: repetir lo que la otra persona acaba de decir para entender su perspectiva.
Manejar el estrés y la ansiedad es clave para mantener la calma en situaciones desafiantes. Técnicas como la respiración consciente pueden ayudar antes de conversaciones difíciles.
Finalmente, practicar el autoconocimiento nos permite expresarnos auténticamente sin comprometer nuestros intereses. Reflexionar sobre nuestras reacciones emocionales nos ayuda a manejar situaciones difíciles de manera más constructiva.
Implementando estas estrategias diariamente, podemos mejorar significativamente nuestra comunicación asertiva y fortalecer relaciones, tanto en el trabajo como en nuestra vida personal.
No superar las barreras y miedos que nos autoimponemos puede obstaculizar nuestra comunicación asertiva. Por ello, es crucial conocer nuestras barreras para alcanzar nuestro potencial completo. Identificar y desafiar creencias limitantes sobre nuestra valía y capacidad para expresarnos puede ayudarnos a ganar confianza en nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva. Asimismo, practicar el autocuidado y el autoconocimiento nos permitirá reconocer nuestras propias necesidades y límites, facilitando así la comunicación honesta y respetuosa con los demás.
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